
El ruedo es un escenario regido por normas y protocolos rigurosos. La colocación de los toreros y sus cuadrillas no es casual; obedece a una tradición y a una necesidad estratégica para garantizar la seguridad y el correcto desarrollo de la lidia. Con el experto Federico Arnás como guía, desgranamos dónde debe situarse cada protagonista, desde el paseíllo hasta el último tercio.
El paseíllo es la ceremonia de presentación que establece la jerarquía formal. La colocación de los matadores de toros responde rigurosamente a la fecha de toma de su alternativa, una tradición que define el orden de aparición:
Matadores de toros: Observando la plaza de frente, el diestro más veterano se sitúa siempre a la derecha; el segundo matador se ubica a la izquierda, y en el centro desfila el más joven de alternativa. Arnás recuerda, no obstante, que este orden fue invertido en el pasado, como lo atestigua el ejemplo de la primera Goyesca de Zaragoza en 1927, donde el diestro más antiguo encabezaba la terna en el centro.
Subalternos y picadores: La colocación de la cuadrilla sigue la línea de los espadas. Los banderilleros que actuarán como lidiadores de los tres primeros toros (capoteros principales) se sitúan inmediatamente detrás del matador más antiguo. Los picadores, por su parte, se organizan de forma alterna: el encargado de picar el primer toro se ubica a la derecha, mientras que el del cuarto se desplaza hacia la izquierda.
Una vez que el toro irrumpe en el ruedo, la disposición de los toreros se transforma en un mecanismo de seguridad y auxilio constante, supeditado a la fase de la lidia:
Tercio de varas (picadores): Durante este tercio, el matador que está en turno permanece en el burladero de capotes junto a su lidiador. Los demás diestros y sus cuadrillas se posicionan generalmente a la izquierda del caballo de picar. Esta ubicación es fundamental para que puedan «cortar al animal» o acudir en auxilio de un compañero o subalterno si la situación lo requiere.
Tercio de banderillas: En el segundo tercio, la atención se centra en la protección inmediata de quien está pareando. El matador que lidiará el toro inmediato es quien tiene la obligación de colocarse a la espalda de quien se dispone a banderillear. Esta proximidad asegura la capacidad de reacción.
Siempre se suelen colocar en el burladero más próximo de la lidia los dos lidiadores... por si tienen que salir a hacer un quite o auxiliar a su matador.
Federico Arnás
La profesión ha codificado un claro protocolo de sustitución para hacer frente a cualquier percance que ocurra en el ruedo:
Si el matador es herido: En caso de baja, uno de sus banderilleros lidiadores asume su puesto para la lidia de los toros restantes. Además, son los subalternos del diestro herido quienes deben parear su toro si el percance se produjo antes del segundo tercio.
Si el banderillero cae herido: El reglamento no lo establece formalmente, pero la costumbre profesional dicta que el puesto vacante sea ocupado por el lidiador más joven de la cuadrilla más joven, garantizando así la permanencia de tres lidiadores activos en la plaza.
La colocación de los toreros en la plaza es un arte de anticipación. Cada posición es deliberada y obedece a un protocolo que equilibra el respeto por la antigüedad con una estrategia de seguridad esencial. Al entender que cada subalterno y cada espada tiene un lugar y un rol específicos, el espectador capta la complejidad y el rigor con que se desarrolla la lidia, un verdadero ajedrez de precisión.